Creer “en algo” nos une. Creer en “eso” o “aquello”, nos puede separar, aunque también nos sujeta cuando no hemos podido mirar de otro modo.
La espiritualidad es amiga de la experiencia de cada cual, de la curiosidad, del darse cuenta, del camino en silencio, del ruido que genero o me permito crear, de la expresión del movimiento y del percatarse de lo que va aconteciendo o del propio percatarse, también, y sobre todo.
La religiones son sistemas de creencias que bla, bla, bla…, pero decir cabe, que todas y cada una de ellas, fueron creadas (o eso quiero creer) por hombres y mujeres espirituales, que en algún momento del camino no pudieron resistirse al lucro de montárselo como un negocio, que vendiera “compasión”, “rectitud”, la otra mejilla” o lo que terciara o terciase, con tal de pasar a la historia con copyrith, desposeyendo por mal uso de su hondo valor a tales mensajes.
Muchos han hecho negocio con el miedo ajeno, creando purgatorios, infiernos y castigos; lugares todos en donde los susodichos cotizaban en bolsa. El poder les corrompió y perdieron el norte de su centro.
Así hemos sido depositarios de una educación humanística plagada de sentencias sobre lo correcto y lo reprobable. Caminos buenos y otros equivocados o muy desacertados. Pontificar y pontificar. Así hemos recibido una cosmovisión que ha penetrado en nuestra raiz, que no en nuestra esencia: un corta y pega de lo bueno y lo malo…sin haberlo sentido en si, en mi, en ti, en cada uno/a.
Negada la experiencia. Negado lo natural. Negado lo que surge. Todo estaría dilucidado de ANTES, según los escritos, creencias, modas, intereses de un signo u otro.
En los extremos, Sodoma y Gomorra pudieron representar el retrato de una sociedad esclava de los sentidos. Pero asimismo, los fundamentalismos religiosos, a su vez, han sido y son el homónimo anverso de una cultura cegada por una supuesta noción de lo correcto, del mandamiento, del camino ÚNICO. Y yo pregunto: ¿donde queda el respeto a lo UNICO de cada cual?.
Las religiones monoteistas, especialmente, hace tiempo que bautizaron la noción de lo que hay venimos llamando GLOBALIZACIÓN…/..
Ser espiritual, no conlleva el vivir como un ermitaño. En los tiempos actuales, las urbes requieren de gente que se atreva a mirar mas allá de lo establecido, caduco, repetitivo y material. Hacen falta chamanes urbanos que trasmitan su onda expansiva como antídoto y movilicen sentimientos. Hay gente anónima que crea luz. Gente que cura y genera poso de camino. Ese es el reto, hoy por hoy. Caminar con atención en la cuerda floja y tocar al paso cuanto esta por despertar.
Amen