Se dicen cosas horribles de ti. Si sólo la mitad de ellas fueran ciertas, yo decidiría pensar que no tienes remedio alguno.
¿Qué te ha llevado a ser tan despreciable (perdón) para los que hablamos de diálogo a GRITOSSS!!!!!…? Quizás las circunstancias… ¿lo sabes?
¿Pudo haber germinado en ti otro ser menos destructivo?… ¿qué fué lo que faltó?
Hay gente que te malquiere por lo que has hecho; quien habla de cárcel para siempre, quien siente que morirte sería lo deseable. No levantas ninguna simpatía y ante ti todos nos sentimos más evolucionados, más humanos. ¿Será éste un espejismo?
Eres el vivo ejemplo de lo que un padre no quiere para su hijo…aunque mientras tecleo esto último, recuerdo que también eres un hijo nacido del dolor de tu madre…como el mío, como yo.
¿Por qué matas vidas, sentimientos, miradas? ¿Qué te ocurre…qué te ocurrió?
Para poder entenderte en algo, llegué a pensar que tan apegado estás a tu dolor, que no sabes mirar y empatizar con el sentir ajeno.
Quieres poseer, porque nada tienes que perdure dentro de ti. Quieres controlar, porque estás perdido en tu gris devenir y sientes que no tienes escapatoria. Gritas porque las voces de tu mente te enloquecen. Bebes porque estás seco y te enfureces…por no matarte.
Estás perdido y no nos interesa encontrarte,…y yo no me siento bien por ello. La vida te vuelve a dar la espalda, porque a estas alturas, ya no sabemos como sentir compasión por ti, sin dañar el recuerdo de tu mujer.
“Humano soy y nada humano me es ajeno…”
Plubio Terencio. Siglo II a.C.
Hola